sábado 21 de septiembre de 2024, Ciudad Victoria, Tamaulipas

ENTRE NOS / Las calles de todos

Por Crónica Digital MX
enero 21, 2018

No es agradable tener que estar buscando calles para circular, que no tengan problemas de vialidad manifiestos y que no nos orillen a perder más tiempo del que teníamos proyectado invertir en un traslado.

Ya el hecho de tener que tomar desviaciones con motivo de las obras de la avenida Francisco I. Madero es suficiente, como para todavía tener que aguantar otro tipo de acciones que, realmente podrían evitarse, en aras de pensar en todos los victorenses.

No hay un grupo privilegiado -o no debe haber, pues- en la ciudad: todos somos tamaulipecos, victorenses, mexicanos, y tenemos los mismos derechos.

Hartos estamos ya de la prepotencia con que se conducen quienes trabajan con un cargo de servicio público -no les podemos decir servidores públicos, porque no lo parecen- y que no respetan reglamentos de vialidad y tránsito, como para todavía tener que aguantar otro tipo de acciones.

Cuando hay carreras en el diecisiete, la avenida Francisco I. Madero, el tránsito se trastoca: los agentes se limitan a cerrar las calles, pero no hacen nada por ofrecer una vialidad más diligente en calles aledañas, y la verdad, resulta demasiado molesto tener que rodear una y otra calle, en aras de poder llegar a nuestro destino.

Cuando hay carreras -algunas- avisan mediante diversos medios y redes sociales, y todos tomamos precauciones.

Cómo no recordar que el desfile de septiembre o el de noviembre, cuando se llevan a cabo en la calle Carrera Torres, sabemos qu se cierra prácticamente desde el cero hasta el veintidós, y entonces, sabemos que para cruzar la ciudad hay que ir a dar un rodeo: programamos el tiempo necesario.

Entendemos que toda mejora implica sacrificio, y el hecho de que cidrren partes de la avenida por remodelación, resulta lo más natural y hay que aceptarlo y colaborar: no podría la autoridad municipal hacer las obras sin que cause molestia alguna, pero el beneficio es mayor. Y eso es lo que tenemos que valorar, o eso se supone.

Y también es inconcebible, si usted va por los rumbos del mercado o del mismo diecisiete, que todos los vecinos sacan sus muebles -sillas viejas y no tanto y botes de todo tipo- para apartar sus lugares frente a sus hogares.

No hemos entendido los victorenses que las calles son de todos, y que no tenemos derecho a prohibir que se estacionen frente a nuestras casas; muy diferente resulta cuando tenemos cochera, pero hay algunos abusivos e inconscientes que ponen pintura amarilla en todo el frente, o mandan poner su “bajada” para que la gente no se estacione, sin pensar -pareciera que no pueden- que si no hay un portón, ahí no puede entrar un carro.

Y qué nos dice usted de esos abusivos que suben los carros a la banqueta, obstaculizando el paso de peatones, pensando que son dueños de todo lo que está frente a sí, en una actitud “emperadorezca” y absurda.

Alguien tiene que poner orden. No podemos seguir viviendo en esa anarquía en donde todos hacen lo que quieren, donde la gente de raíces piensa que por ese hecho tiene derechos sobre los demás.

Ya superamos las etapas de la Colonia, las del Virreinato, y es tiempo de pensar en los demás, por los demás y con los demás.

Victoria es de todos y para todos, y todos, por lo mismo, tenemos que cuidarla y consecuentar a todos sus hijos. No podemos pensar que las calles o las banquetas son propias.

Pero ese trabajo inicia en el hogar, enseñando a nuestros hijos a ser amables, cordiales, firmes pero atentos, sin prepotencias absurdas que matan las relaciones humanas. Todos nos valoramos como personas de igual forma ante quien consideremos el Ser Supremo. Nadie es superior, y eso es muy claro.

Quitémonos esos aires de grandeza, entendamos que las calles y las banquetas son de Victoria, y como parte de ella, nos pertenecen a todos. Dejemos a un lado las absurdas actitudes imperiales que solo alejan a los seres humanos de ellos mismos.

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