SAO PAULO.

Siete meses después de haber renunciado a ser capitán de la selección brasileña, Neymar volverá a llevar el brazalete hoy  ante Paraguay porque Tite se lo pidió y él ha vuelto a sentirse libre en el que dice que es el mejor momento de su carrera.

Sereno,bque nunca, el Neymar que apareció por la sala de prensa del Arena Corinthians nada tenía que ver con aquel jugador irascible, al que la presión de cargar con la decepción de todo un país hacia una selección en siniestro total había llegado incluso a ahogarle su enorme talento.

Después de la dura etapa con Dunga -quien le dio el peso de resucitar a una canarinha que no respondía a los estímulos-, el delantero del Barça renunció a la capitanía en plena catarsis colectiva del Maracaná, minutos después de haber marcado el penal que le dio a Brasil su primer oro olímpico.

Liberado del peso de toda una vida, Neymar pidió tiempo para pensar. Y no le ha ido mal.

Muchos vieron en su liderazgo en la remontada espectacular del Barça ante el Paris Saint Germain en Champions, la base de un Balón de Oro que podría no tardar en llegar si mantiene el nivel de los últimos meses. Ante Uruguay tampoco levantó el pie y fue esencial en la goleada brasileña 4-1, a la que contribuyó con un lindo tanto.