Pues no hubo sorpresas en las elecciones celebradas este domingo: ganó Morena en Puebla y Baja California, con un amplio margen como estaba anticipado y el PAN mantuvo se hegemonía en los cuatro Estados que gobierna, incluyendo Tamaulipas, en donde hubo mucha escaramuza y ruido durante las campañas, pero sin cambios que alteren el poder político estatal.

Queda demostrado con esto que, un triunfo electoral se consigue cuando tienes dos cosas:

1.- Cuando tienes el poder, cuentas con una estructura, tienes dinero y programas sociales para comprar el voto.

2.- Cuando el rival, está desgastado, desacreditado y el elector está cansado de ver lo mismo, que es lo que pasó en Baja California y Puebla, en donde la corrupción y los gobiernos del PAN, hartaron a la gente.

En Tamaulipas, Durango, Aguascalientes y Quintana Roo, hay gobiernos relativamente nuevos, que con una buena operación política y con una estrategia inteligente fue suficiente para ganar la elección. Además, estos cuatro gobiernos tuvieron de gran aliado al abstencionismo, que fue casi del 68 por ciento, el más alto de los últimos años.

En estos cuatro Estados quedó demostrado también que Morena, sigue siendo una quimera, una ilusión óptica como en estas entidades. Este partido sigue apostando su suerte a la figura del presidente López Obrador, y no se ha preocupado, hasta ahora, por crear una estructura que movilice y que sea garante de votos.

En el caso particular de Tamaulipas, a pesar de todo lo que se dijo y se cuestionó a los vientos del cambio que encarna el gobierno de Cabeza de Vaca, le permite transitar a la segunda mitad de su administración sin sobresaltos y con la tranquilidad de impulsar y tejer una reforma política que lo lleve a un un buen final de régimen.

Con mayoría, casi absoluta en el Congreso, el gobernador tendrá manga ancha para decidir si el próximo gobierno estatal es de 2 o 6 años, y también tendrá la opción de preparar la sucesión con un proyecto que le de certidumbre cuando se vaya en el 2022.

Cabeza de Vaca va a seguir gobernando Tamaulipas sin contrapesos y si su inteligencia se lo permite, puede crear las condiciones y las circunstancias para tejer a conveniencia una relación con el gobierno de López Obrador que a partir de su desgaste natural que tendrá en lo sucesivo va a necesitar gobernadores aliados para cumplir con todo lo que ha prometido.

A la luz de los resultados de este domingo, el gobierno de Tamaulipas no debe echar las campañas al vuelo, sino armar una estrategia de gobierno para tener un cierre de administración en paz, y no caiga en los errores de sus antecesores que creyeron que el poder era eterno. De los últimos tres, dos están en la cárcel y uno más es repudiado en todo el territorio tamaulipeco. Y les pasó eso porque no fueron previsores de su futuro. En ese espejo hay que verse y este victoria azul, debe ser una lección para cerrar con bien en el 22. Dicen los que saben que hay que ser humilde en los grandes triunfos y tener la inteligencia para preparar las batallas que vienen.

Talachazos

LA GRAN DECEPCION en estas elecciones, es sin duda el PRI.

Sus candidatos y sus líderes demostraron que nada tienen que hacer en estas contiendas si no cambian esquemas, discursos y estrategias. La pobre votación alcanzada esta vez demuestra que

sin el poder, son nada. Debe de haber preocupación en las filas priistas porque al paso que van, aunque no les guste admitirlo, caminan a la desaparición.