viernes 20 de septiembre de 2024, Ciudad Victoria, Tamaulipas

Queremos paz…

Por Marco Antonio Vázquez
diciembre 24, 2018

¿Ya hizo su carta a Santa Claus?, ¿qué le pedirá?, la verdad es que en esta época para un adulto es muy sencillo pensar en el regalo, queremos paz, una ciudad limpia, amable como la que disfrutamos de niños, en aquellos días que podíamos andar en la calle a cualquier hora y el peligro más grande que se corría era que te cachara tu mamá o papá y te dieran unos chanclazos.

El próximo año habrá elecciones de diputados locales, entonces, no hay razón para desaprovechar la oportunidad y en ese sentido bien valdría la pena pedirle al panzón que se ríe de nuestras desgracias que por fin nos traiga legisladores decentes y que trabajen aunque sea poquito.

De paso y como estamos en época de deseos bien valdría la pena solicitar al gordo el chip de participación, que toda la gente entienda que la única manera de cambiar es entrándole, pensando en nuestro candidato y salir a la calle a promoverlo, escuchar a los de enfrente para no equivocarnos, revisar el pasado de cada uno de los políticos en campaña para saber si lo que dicen es realizable, si podrán con el paquete o nomás hablan, como decía la abuela, porque tienen hocico.

A Santa Claus de pasadita hay que pedirle que nos quite la flojera y la torpeza de cansarnos de la política, nos ayude a comprender que si dejamos solos a los hombres y mujeres del poder no van a cambiar nunca, ellos viven como reyes, nadando en dinero y con mujeres u hombres a la mano y nadie en su sano juicio o por voluntad propia querrá salirse de esa zona.

Es temporada navideña, seguramente en este momento su estrés es por los regalos de hijos, familiares, de su novia o novio, malos tiempos para intentar hablar de política electoral cuando todo mundo trae poquito dinero en la bolsa, cuando hoy no se habla de otra cosa más de que de posadas y fiestas, lo sé, pero igual debemos estar consientes de que este México está mal y que debemos empezar a trabajar para cambiarlo.

Siga en la fiesta, hay que aprovechar cuando hay pero no olvide lo esencial, a su hijos, por eso recuerde que apenas empezando enero en Tamaulipas los aspirantes a Diputados o que quieran reelegirse andarán en la calle, como a Santa Claus, debe pedirles lo que ya le dije, que trabajen y que piensen en el pueblo pero si eso es mucho pedir, si es un deseo o un sueño irrealizable, hay que pensar en el plan B y por lo menos póngase al lado de su candidato y dígale que trabajará con él para que todo salga mejor y, sobre todo, para que ya no roben.

Le cuento una historia personal.

Mi niñez fue treinta y cinco o cuarenta años atrás, no existía Santa Claus o era complicado encontrárselo en las calles, por aquellos años el 24 de diciembre era acudir, de casa en casa, a rezar “la acostada” del Niño Dios, recordar que se hizo hombre, fomentar la creencia en un Dios, besarle los pies en señal de que aceptamos su voluntad y luego disfrutar chocolate, tamales, y un puño de dulces, los regalos eran lujos de unos cuantos, de la clase privilegiada así que muy pocos los conocimos.

En realidad no recuerdo en qué año ni cómo fue que llegó Santa Claus a nuestros hogares pero fue hace poquito y quizá tenía edad suficiente para dudar de la existencia de ese gordo que siempre lanzaba carcajadas aunque no pudiera comprender por qué, así, mi juventud y edad adulta me llevaron a ser un grinch, aunque parece que lo he sido por antonomasia, por lo menos de esta Navidad que disfrutan mucho los comerciantes pero la sufren mucho los padres de familia.

Soy un hombre que extraña, con mucha nostalgia, aquellos días en que los niños éramos felices más por lo que se inyectaba en el alma que por haber recibido un regalo de esos caros, de moda, y que no duran más de dos o tres meses.

Pero más extraño recorrer las calles de mi colonia, de mi ciudad, con la seguridad de que nada pasaría, tener la certeza de que caminar a las 12 de la noche era igual de tranquilo que hacerlo a las nueve de la mañana o las tres de la tarde.

Han pasado los años y las cosas son diferentes, hoy los niños no saben que el 24 de diciembre es Noche Buena, algunos ignoran que el 25 es Navidad, hoy ellos esperan a Santa Claus, no saben por qué pero no les preocupa, tampoco tienen idea que no es el mismo que Jesús, lo confunden con Dios sin saber que no es otra cosa que mercadotecnia y una invitación, casi de a fuerzas, para que todos los padres de familia recorran tiendas y compren, gasten lo que se batalla mucho para conseguir hoy en día.

El caso es que hoy es Noche Buena, es un buen día para la reflexión, para disfrutar, para creen en Dios y para pedir que nos ayude, y que nos ayude más a quienes más lo necesitamos para sanar heridas, para pedir perdón, y para regresar a lo que hemos sido.

También que nuestra nostalgia nos puede llevar a pedir y pedir todo lo que merecemos y que extrañamos, es decir, la carta a Santa puede ser muy extensa todavía pero, por hoy, soy poquitero y con tres cosas me conformo, paz, oportunidades y políticos honestos, no infalibles porque debemos entender que todos nos equivocamos, que igual puede resultar las cosas más lentas de lo previsto e incluso fallar pero, si eso ha de ocurrir por lo menos que los ciudadanos tengamos la certeza de que los yerros no obedecen a mala fe o la insaciable propensión de muchos políticos por quedarse con lo que no es suyo sino a la imperfección del ser humano, eso nos llevaría al cambio, eso sí sería una transformación.

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