Cuando el PRI perdió todo el poder en el 2016, no lo dudó dos veces: se echó a los brazos del PAN.
Y lo hizo por dos razones:
1.- Fue obligado a ponerse la camiseta azul y toda su lista de operadores afamados por ganar elecciones, pasaron a la nómina del gobierno.
2.-Su naturaleza de ser un partido siempre al servicio del poder, lo llevó a ser un apéndice de Acción Nacional.
Siempre se habló de una alianza de facto entre ellos, y en las elecciones que vinieron perdieron la vergüenza y el pudor, y en el 2021 se quitaron la máscara y se convirtieron en lo que se conoce como Bloque Opositor PAN-PRI-PRD.
En los números finales, el Bloque sufrió un gran revés, aunque mentirosamente, Marko Cortés, Alito Moreno y Jesús Zambrano, los dirigentes nacionales de estos partidos, se proclamaron ganadores y presumieron que frenaron el avance de Morena, cuando la realidad es otra: El PRI perdió todas las gubernaturas que tenía, y el PAN solo mantuvo Chihuahua y Querétaro; el PRD perdió su único bastión que era Michoacán.
Ellos aseguran que avanzaron en la Ciudad de México, pero es claro que el accidente trágico en la Línea 12 del Metro fue un factor determinante en la derrota de Morena, pero no la estrategia ni la virtud del Bloque Opositor.
Ahora los tres líderes del PAN-PRI-PRD, envalentonados han anunciado que van otra vez unidos para el 2022, estando conscientes que van más frágiles y en desventaja que en el 2021.
Alejandro Moreno, trae una crisis interna en el partido que no se sabe en qué va a terminar y Marko Cortés en el PAN ha profundizado las diferencias entre los grupos; ha perdido los apoyos que lo sostenían que eran los gobernadores. Un ejemplo, es el gobernador de Tamaulipas, Cabeza de Vaca que ha pintado su raya y no quiere saber nada de la dirigencia nacional. En el caso del PRD, es solo un logotipo fantasma que no tiene militantes y Jesús Zambrano es un dirigente que nadie respeta.
El Bloque Opositor no es cosa seria y todo mundo le perdió el respeto a sus líderes, si es que una vez, lo tuvieron.
En ese contexto, el PRI de Tamaulipas se encamina a la elección del 2022.
Al interior del tricolor existe un fuerte jaloneo entre los pocos liderazgos que quedan. La discusión es que un sector apuesta a ir en alianza con el PAN y otros con Morena. Edgardo Melhem, que ya tiene asegurada una curul en la próxima legislatura no quiere la alianza, y ha manifestado su deseo de dejar el cargo si es que ésta se amarra.
Por tanto, los pleitos en las dirigencias nacionales, sobre todo en el PAN y el PRI, ponen en riesgo la presencia del Bloque Opositor en Tamaulipas. Lo que se ve venir es una ruptura tanto en el PRI como en el PAN, y todo dependerá de quien sea el candidato a la gubernatura por los azules.
Aun cuando no se inicia oficialmente el proceso electoral del 2022, priistas y panistas están divididos y eso no es bueno para el Bloque que presumen Marko, Alito y Chucho Zambrano.
