Ya tenemos en los centros comerciales locales las huellas de lo que nos depara ver en estos casi dos meses: desde los más pequeños adornos, árboles de navidad y muchas cosas, sin olvidar, claro está, los regalos, que para muchos son el “principal” motivo navideño.

Atrás ha quedado el espíritu religioso para la mayoría de las personas, ya que nos ocupamos de qué recibiremos o qué daremos a los nuestros. A los hijos les preguntamos qué les gustaría recibir, cuando podría ser congruente preguntarles si recibirán la fiesta de la natividad del Señor Jesucristo con un cambio en sus costumbres, hábitos o algún esfuerzo que quisieran hacer, principalmente, en el tiempo de adviento.

Pero ubicándonos en la realidad, Navidad es una fecha muy importante para la Iglesia católica por su significado tan especial, y porque muchos vivimos en torno a ella. El comercio organizado no en Victoria, sino en todo el mundo espera repuntar en este tiempo, y en el caso de nuestro estado, se espera que los que se dedican a esta actividad puedan rescatar un poco el muy mal año que hemos tenido comercialmente y económicamente hablando, gracias a diversos factores que tienen que ver con política exterior, políticas comerciales, inseguridad y falta de empleos dignos y decorosos para los tamaulipecos.

No vamos a dejar que pase la fecha sin tomarla en cuenta, eso nos queda muy claro, y todos habremos de hacer un esfuerzo, grande o pequeño, en aras de dar a los nuestros un día, al menos, lleno de ilusiones y buena comida y regalos de acuerdo a nuestra capacidad económica.

En ese sentido, ya hay quien hace planes para el decorado de las casas y las inunda de luces multicolores o multiformas, que además de darnos un susto en el recibo de energía eléctrica, nos ofrecen espectáculos muy vistosos, y que maravillan a muchos.

Y pensamos en la necesidad que hay de cubrir esta fecha con lo mejor de nosotros sin dejar a un lado las previsiones ante una inflación que se antoja inalcanzable.

Por citar un ejemplo: hace un mes, la insulina Ryzodeg tenía un costo de mil trescientos pesos en farmacias de la localidad; ayer, costó 2 mil 145 pesos, es decir, casi mil pesos más, que es prácticamente el doble de su costo…

Y así, todos los medicamentos, que se emplean para los que ya nos cocemos al primer hervor, y que un sistema que ha olvidado los avances médicos tiene limitado el llamado “cuadro básico de medicamentos”, orillándonos a comprar por nuestra cuenta lo que por ley debiéramos recibir como prestación.

Y el aguinaldo, dinero que llega en forma extraordinaria para estas fechas, tiene que ser muy bien empleado, procurando cubrir con él parte de nuestras deudas, y hacer un gasto responsable del mismo, ya que, de por sí no es mucho que digamos, pero hay que cuidarlo al máximo.

Debemos convertirnos en expertos en economía, y pugnar porque la autoridad de todo nivel se preocupe porque el comercio organizado no abuse en eso de subir los precios, porque si bien es cierto que han tenido un terrible año, no tenemos por qué pagar nosotros los grandes y graves errores oficiales que tienen sumida a nuestra sociedad en una crisis muy grave.

Ya lo dicen algunos expertos analistas económicos, pero no es momento de quejarnos, porque ya vendrá las consecuencias de tales errores en forma de votos, sino que hay que preocuparnos por salir adelante en este tiempo, y en sacar el mejor y mayor provecho de la situación.

Ahorrando un poco, cuidando el resto, y haciendo gastos congruentes con nuestra situación y capacidades, que podría ser el mejor regalo de la Natividad del Señor.

Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com