Dicen los amantes de la técnica periodística que los calificativos no son prudentes, sin embargo, cuando leemos y escuchamos en la televisión a noticia proveniente del vecino estado de Nuevo León, no se nos ocurre más calificativo que el que se refiere a alguien que ha perdido la razón, la congruencia, el sentido común y la idea de lo que es una Nación como la nuestra, y que pretende volver a remarcar las diferencias entre entidades, entre estados, y a propiciar actos de discriuminación y abuso de autoridades que, en espera de cualquier pretexto se ensañan con los “fuereños” en casi todo el país.

No pueden ver una placa de otra entidad porque se van como perros de caza sobre ellos y les buscan cualquier pretexto para que éstos dejen “p’al refresco” o “p’al lonche”: tradicionalmente se abusa del turista, y eso ha propiciado un daño muy importante a la llamada “industria sin chimeneas”.

Hoy, el gobernador vecino mal llamado “el Bronco” ha propuesto que haya un registro de autos  foráneos y que inclusive se pague un derecho por circular en la entidad.

Ha olvidado el gobernador vecino que Nuevo León es parte de la República Mexicana, y todos los mexicanos tenemos derecho a la libre circulación, y no resulta prudente una medida sin sentido, sin inteligencia y sin razonamiento lógico, pretextando incremento de la inseguridad por esa causa.

El “Bronco” no ha leído cuales son las causas por las que el delito se ha ido en aumento no en su estado, sino en el país entero, y al parecer solo piensa como regio de colonia exclusiva, sin tener la idea del por qué Nuevo León y sus grandes puntos geográficos han crecido de forma tal que son determinantes en la economía nacional.

No tiene idea el “Bronco” de lo grave que puede ser esta disposición, ilegal, absurda, violatoria de derechos humanos y todo ordenamiento existente, y que no denota más que un profundo desconocimiento de las normas básicas legales de convivencia.

Las estrategias que se establecen entre las autoridades estatales de entidades vecinas son algo que debe mantenerse actualizado y vigente; el hecho de ocupar la misma línea divisoria nos hace tener aspectos muy en común. N ocrea el lector que por pasar de una entidad a otra hablamos distinto o ya comemos otra cosa. No.  Por ahí no va la cosa.

Somos entidades que tienen muchas similitudes, y aunque cada una maneja su problemática, sus programas y todo, no podemos negar la vecindad existente, y ésta debe manejarse en términos que a todos convengan y agraden.

La medida de los registros automotrices no ha sido bien vista por ningún sector que hayamos leído, y no tiene un fundamento lógico según analistas. No somos de la idea de que pueda ayudar, y en ese sentido, tenemos que pensar en el hecho de que podría resultar contraproducente en varios aspectos, y afectar las relaciones interestatales existentes.

El control vehicular debiera llevarse a cabo, no en Nuevo León sino en todo el país, dentro de la legalidad necesaria, es decir, dejar de avalar agrupaciones fantasmas que propician la circulación ilegal de autos de contrabando amparados en unas placas que compran y que les otorgan total impunidad, contra los que hemos hecho un esfuerzo y pagado nuestros impuestos por un automóvil nacional.

Sería más justo evitar que entren los automóviles ilegales, al precio que sea, y garantizar a los ciudadanos tranquilidad, seguridad, certeza en su patrimonio y más seguridad en las calles.

Suponemos que alguien en el vecino y progresista estado neoleonés ajustará la propuesta y encaminará las decisiones del Congreso y la autoridad dentro del marco de la ley, garantizando equidad y seguimiento al combate a la inseguridad, motivo que esgrime el gobernador de Nuevo león como justificante para la medida en cuestión.

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