No cabe duda que un servidor público, político, funcionario o como le quiera llamar puede brillar en la medida en que tenga un buen grupo de colaboradores, entre los que deberán destacar los que se llaman “asesores”, y que por lo general fungen como paleros de las decisiones del “de arriba”, diciendo que sí a todo, y cobrando estratosférico salarios a cambio de una mínima presencia en las oficinas, al menos físicamente.
En ese sentido, hemos sido los primeros en reconocer las obras de los gobiernos estatal y municipal que impactan en nuestra comunidad, para bien y para mal: reconocer un buen esfuerzo como el hecho de dotar a la ciudad de camiones de basura, o de más patrullas, implica una inversión sin precedentes, con un alto beneficio comunitario, pero también hemos de señalar lo que nos parece no funciona bien, y es desde nuestro punto de vista. No somos expertos ni dioses.
Entendemos que fuimos de los primeros en admirar el trabajo de repavimentación que emprendió el alcalde Oscar Almaraz Smer, en calles como el 16, desde el Boulevard hasta Carrera Torres, o el remozamiento de la calle 21, desde su nacimiento, allá por Democracia, y hasta el Bulevar, donde topa con el FOVISSSTE. Calles muy largas y extensas que significaron una fuerte inversión de la autoridad para dotarnos de arterias circulables que ya no dañen nuestro patrimonio, pero al parecer no les importó el dañarnos de nuevo, y uno de esos “brillantes” cabezas duras de la autoridad le recomendó volver a inundar de topes de pavimento estas arterias, que eran la delicia para manejar, y, curiosamente, registraron un nivel bajísimo de accidentes durante el tiempo que nos permitieron manejar como gente civilizada.
El absurdo paternalismo de pueblo de algunos “asesores” de la Presidencia Municipal ha dado al traste con la obra de Almaraz y llenado de topes, que afectan nuestras suspensiones y entorpecen el tráfico en una ciudad que, estos pollinos no se han dado cuenta que ha crecido y ya no es un rancho.
Hoy necesitamos vialidades adecuadas, pero los genios municipales convencieron a no sabemos quién parar volver a hacer de estas magníficas obras un tormento para el automovilista, provocando más entorpecimiento del tráfico y molestias de la gente, en una etapa pre electoral que, consideramos, es la peor para estas absurdas medidas que sí afectan a miles.
Si tuvieran un poco más de tres neuronas buenas, y se decidieran a explotar a la ciudadanía, podrían haberlo hecho al ubicar en estas avenidas a algunos agentes de esos que andan con su “pistolita” para determinar el límite de velocidad, y si creen que era un abuso en la misma, hubieran llenado las arcas con als infracciones correspondientes.
Pero el encargado de tránsito está más preocupado por pelear con los ciudadanos, echar “pico” y envalentonarse en forma prepotente y altanera en lugar de servir.
Es tiempo que no nos traten como tontos a los ciudadanos, y los encargados de estas medidas piensen un poco como ciudad capital y no como rancho: acaban de echar a perder una obra millonaria que nos benefició a muchos por espacio de dos o tres meses, y acaban de echar a perder la parte más significativa de la precampaña de Oscar Almaraz en pos de la reelección, porque la gente está enojada or no ser tomada en cuenta. Bastante tenemos con soportar las groserías del individuo que se ostenta como mandamás en tránsito, como para todavía tener que soportar el que echen a perder obras que se hicieron con nuestro dinero, porque que sepamos, nadie del Ayuntamiento se cooperó para hacerlas, y salieron del dinero público, por lo que nos cuestionamos: ¿Por qué no nos toman en cuenta?
Es muy lamentable enojarse, denunciar, escribir, proponer… y ser ignorados, por lo que entendemos que son gritos en el desierto. Pero la esperanza de que alguien le diga a Oscar que flaco favor le hacen sus “asesores”, incapaces de escuchar las demandas y necesidades ciudadanas. Ellos, mientras salga a tiempo su cheque, no tienen problema alguno.
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