viernes 20 de septiembre de 2024, Ciudad Victoria, Tamaulipas

Nada ha cambiado

Por Crónica Digital MX
marzo 26, 2018

Como en aquella película que olvidamos su nombre, y que trata de un prestigiado abogado acusado de violación y más, y el policía que lo sigue es su compañero de toda la vida, y le cuestiona sobre lo que le acusan; él contesta: “¿recuerdas que cuando íbamos en High School nos gustaban las muchachas? – sí, le responde su amigo.

“Pues nada ha cambiado, hombre”, contundente dice el abogado.

Viene a colación p or la conformación de las listas de diputaciones y senadurías de todos los partidos políticos, que pareciera que no quieren dejar en manos de nuesvas generaciones lo que hay en el poder, y cuando lo hacen, no quieren que sea en manos de quien no sea su familiar, es decir: más mugre de la de siempre, en otras palabras.

Al columnista no le parece honesto alguien que se cambia los apellidos por aspectos políticos o de publicidad; de esa forma, el que es De la Cava, Sánchez o Pérez lo será toda su vida, aunque piense que no son apelativos de “sangre azul”, y pretenda parecer como de abolengo, cuando no lo tiene.

Viene a colación por aquel neolaredense que ha hecho de su apellido un cambio compuesto: de Cantú pasó a ser Canturosas, cuando la familia no tiene ese apelativo, y la verdad, la poca o mucha valía que pudiera tener el individuo es la misma, con apellido compuesto o no.

Dirá el lector que es “pecata minuta”, pero hay que analizar a los individuos por sus acciones, y quien se avergüenza de su apellido porque la perece poca cosa, hay que ver lo que hará como gobernante: de entrada, se sentirá virreinal o más, y eso no conviene ni a la democracia ni al gobierno que pretenda representar.

Y si a eso agregamos el cambio de partido como chapulín, pensamos que seguramente no tiene firmes sus convicciones que no sean las del poder por el poder.

Y aplica para el Cadturosas -falso- de Nuevo Laredo como para los matamorenses que pretenden eternizar el apellido Salazar en el poder, ya con el cacique del clan y sus hijas que, a decir de muchos, quedaron a deber en sus anteriores encomiendas, de las que honorablemente no salieron bien libradas.

En Victoria, los mismos apellidos de siempre y los mismos clanes -mafias, dicen otros- de los que piensan que el poder es hereditario.

Decíamos: nada ha cambiado, y vemos en todos los partidos a los mismos que nos han robado por años, y que se han hecho ricos en pocos años.

La ciudadanía no es tonta, y sabe distinguir en una persona que vive bien y un individuo que pasea sus millones en la cara de los demás, porque, además de bribones, son cínicos y poco inteligentes, ya que no ocultan sus nuevos lujos y su nueva vida de excesos.

Claro que nos damos cuenta de los nuevos ricos, y de los que llegan al poder, de todos colores, y se vuelven intratables y son de presumir tiendas, viajes y clubes de servicio.

Y entre esos están los que nos gobernarán, tristemente. En Victoria hay algunas excepciones como debe haber en otros lares.

Otro ejemplo grotesco es Jaumave, donde han cerrado las puertas a quien quiere servir a su gente dejando a los miembros de una cofradía, clan o banda de bribones que todos conocemos y que está plagada de cómplices de apellido Gudiño y otros más.

Abundan en Gómez Farías, en Reynosa, San Fernando y así nos podemos ir uno a uno, por los 43 municipios.

¿Hasta cuando nos dejarán elegir gente que quiera servirnos? Es la hora de exigir mejores nombres y acciones, mejores individuos para el ejercicio público, y dejar de ser cómplices.

Porque avalar a estos hombres cuya honorabilidad es desconocida para la opinión publica significa ser sus cómplices.

Como que ya es tiempo, ¿no?

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