Ciudad Victoria, Tamaulipas a 20 de agosto de 2025
cdtamaulipas.mx

Morena: Entre la marca y el desgaste de sus cuadros

Hay dos momentos clave que deben analizarse para entender la fuerza actual de Morena, sobre todo si se piensa en diseñar una estrategia rumbo a las elecciones de 2027, cuando en Tamaulipas se renovarán 36 diputaciones locales (22 de mayoría relativa y 14 plurinominales), 43 Ayuntamientos y 8 diputaciones federales.

El primer punto de partida es la marca Morena. Su nombre, hasta ahora, ha sido suficiente para mantener en el poder a gobernadores y alcaldes. Sin embargo, en algunos casos, los escándalos o hechos nacionales han debilitado esa fuerza, no por el partido en sí, sino por los perfiles que lo representan. La marca, según mediciones serias, sigue sólida. El problema son los hombres y mujeres que la llevan en la boleta.

Diversas encuestadoras coinciden: la marca no se ha erosionado. Lo que sí se deteriora es el prestigio y la influencia de varios de sus actores políticos, algunos de los cuales enfrentan un desgaste acelerado que amenaza con dejarlos fuera de los escenarios electorales.

Un ejemplo reciente es el del senador Adán Augusto López, cuyo pasado como gobernador de Tabasco ha quedado marcado por haber tenido como secretario de Seguridad a un presunto jefe criminal. Su figura ha entrado en caída libre, como también ocurre con otros personajes señalados por vínculos con actividades ilegales.

En Tamaulipas, el nombre de José Ramón Gómez Leal (JR) ha salido a relucir en investigaciones relacionadas con el huachicol. Más allá de su cercanía familiar con el exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca, enfrenta acusaciones documentadas, incluso en video, por presuntos nexos con grupos que operaban robo de combustible.

A pesar de todo esto, la marca Morena sigue teniendo fuerza electoral. Hoy, quien sea candidato o candidata con ese respaldo, tiene amplias posibilidades de ganar. Pero ese escenario podría cambiar en el trayecto hacia 2027.

En los próximos meses, el partido deberá decidir si mantiene bajo su cobijo a figuras marcadas por la ambición económica o los señalamientos judiciales. La cúpula nacional de Morena ya observa esta realidad y parece dispuesta a actuar.

Por ejemplo, Adán Augusto, además de sus propios escándalos, ha confrontado a la presidenta Claudia Sheinbaum. Fue él quien rechazó su propuesta para renovar la presidencia de la CNDH, buscando frenar un perfil más activo y autónomo. También impulsó, junto con el PVEM y el PT, modificar la reforma electoral para retrasar hasta 2030 —y no aplicar en 2027— la prohibición del nepotismo político: que ningún gobernador, alcalde o legislador herede el cargo a familiares.

En Morena, es claro que quienes estén cerca de Claudia Sheinbaum y libres de escándalos, serán quienes conserven espacios de poder rumbo al 2027. Poco a poco, la presidenta comienza a sacudirse los bloqueos heredados por López Obrador. Y esa limpieza podría extenderse hacia abajo.

Los perfiles con expedientes abiertos, o marcados por el tráfico de influencias, simplemente quedarán fuera. El partido lo sabe: si no hay depuración interna, la marca se desgastará, y entonces no bastará con el nombre para ganar elecciones.

Hoy parece difícil que Morena pierda el poder. Pero si no toma decisiones claras, su fuerza se irá debilitando, y será más por culpa de quienes la representan que por sus adversarios.