Cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador, asumió el mando del país, la primera decisión polémica que tomó, fue la designación de 32 representantes de su gobierno en las entidades federativas y que fueron llamados «superdelegados». Estos serían los interlocutores del Presidente ante los poderes locales, donde serían su voz y sus ojos.

Los primeros que pegaron el grito en el cielo fueron los gobernadores, que los vieron como contrapesos y competencias políticas. Los «»superdelegados» terminaron siendo un fiasco; nunca cumplieron su tarea como se les indicó, de hecho el Presidente terminó confesando que estaba decepcionado de ellos, pues todos acabaron convirtiéndose en un lastre; enloquecieron tanto que empezaron a promocionarse políticamente o cometiendo pillerías, como el caso de Tamaulipas, donde José Ramón Gómez Leal, alias «JR», a quien el Presidente no haya como decirle que se vaya del cargo.

Otra decisión polémica, similar a los «superdelegados» que está a punto de reventar, es la designación de los «coordinadores de la salud», que van a operar toda la campaña de vacunación contra el Covid-19, en cuanto se abra al público la aplicación de ésta. Los responsables deben empezar a trabajar a partir del 1 de febrero.

Los citados funcionarios, según dice el acuerdo publicado este jueves en el Diario Oficial de la Federación, será el de implementar la estrategia operativa correspondiente en cada entidad para mitigar y controlar la enfermedad de COVID-19 en los adultos mayores, quienes serán los primeros inyectados después del personal médico. 

Detalla el acuerdo que “podrán requerir el apoyo de las autoridades estatales y municipales, así como de profesionales, técnicos y auxiliares de las disciplinas para la salud, para el desempeño de las actividades que estimen necesarias, además de obtener la participación de los particulares para tales fines”.

Tendrán como base los Centros Integrales del Bienestar y las coordinarán brigadas de 10 personas: 2 serán «servidores de la nación», otros dos serán promotores de programas sociales, cuatro más serán representantes de las fuerzas armadas, así como un doctor o enfermera, respectivamente.

En total, integrarán 10 mil brigadas con 120 mil personas, que ayudarán a vacunar a todos los adultos mayores; su trabajo según estiman permitirá reducir la mortalidad en un 80 por ciento.

Ahora vienen las grandes preguntas: 

¿Quién va a ser en coordinador en Tamaulipas?, ¿quién en Nuevo León?, ¿quién en Coahuila?, los estados, considerados rebeldes por la Cuarta Transformación?. ¿Quién garantiza que los nuevos «zares de vacunación» no se promuevan políticamente como los fallidos «superdelegados»?.

¿Los gobernadores apoyarán estás jornadas de vacunación y el trabajo de ellos?, tomando en cuenta que al menos los de Nuevo León y Tamaulipas, traen su propia estrategia. Incluso, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, ya envió a Rusia a su secretario de Salud con maletas llenas de dinero para comprar vacunas Sputinik.

Se pronostica que los nuevos funcionarios de la salud enviados por la 4T, serán motivo de otro desencuentro político y mediático entre los poderes estatales y el Presidente, pues llegarán con vacunas en mano en plenas campañas.