viernes 20 de septiembre de 2024, Ciudad Victoria, Tamaulipas

Los superdelegados, no pueden

Por Crónica Digital MX
abril 3, 2019

A la mayoría de los “superdelegados”, hoy llamados simplemente “coordinadores federales”, casi nadie los quiere, al menos en sus Estados. Incluso, los mismos militantes de Morena los ven mal, y no se diga los gobernadores, que ven a estos como una sombra y un contrapeso político que invadan sus parcelas de poder.

En el noreste del país, los tres “coordinadores” o representantes de Andrés Manuel López Obrador no pueden hacer su trabajo porque enfrentan obstáculos de todo tipo, y ya empiezan a ser mal vistos porque la gente no ve resultados.

Han dejado de ser la esperanza de cambio en sus estados.

En Coahuila, Reyes Flores, por ejemplo, abogado litigante, político, activista y ex dirigente del PAN, no ha podido caminar por el estado, ni cumplir los encargos que le hizo el presidente. Reyes Flores es incondicional del senador ensombrerado Armando Guadiana Tijerina, y sólo a él obedece. El gobernador Miguel Riquelme, no lo hace en su mundo.

En Coahuila, los programas sociales de López Obrador se han entregado apenas al 15 por ciento de los beneficiarios. El 90 por ciento de las delegaciones federales están paralizadas.

En Nuevo León, Estado donde la dinámica económica y social es una norma, el gobierno federal no existe. La coordinadora Judith Diaz, ex panista, llevada a Morena por Tatiana Clouthier, por más que se esfuerza en sacar la chamba, no le alcanza. Su relación con el gobernador Jaime Rodriguez Calderón, que al principio fue accidentada, sigue igual o peor. Para el gobierno de Nuevo León, la figura y el trabajo de la coordinadora Diaz es un cero a la izquierda. Ella anda por su cuenta tratando de justificar la falta de recursos y apagando los problemas que genera la tardanza de apoyos a becarios y adultos mayores que preguntan todos los días y a cada rato ¿en dónde está la ayuda que prometió el presidente López Obrador?.

En los 51 municipios de Nuevo León no se ve, ni se siente la Federación; están trabajando con las uñas.
Igual que en Coahuila, el 90 por ciento de las delegaciones federales, están sin titulares.

Y en Tamaulipas, la realidad es peor. José Ramón Gómez Leal, “supercoordinador” está desinflado. Todo mundo le falta el respeto. Los productores le cierran las carreteras y ahora hasta le bloquean los puentes federales. “JR”, como le llaman, camina solo, juega solo y está aislado de todo y de todos. No está en el radar del gobierno estatal, y sus ex compañeros panistas le sacan la vuelta porque no pertenece a ningún grupo político. Su cuñado el gobernador Cabeza de Vaca, lo evade y lo evita cada vez que puede. Cuando el mandatario tamaulipeco necesita ver asuntos migratorios, de seguridad o de recursos federales los ve directamente con la Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero y con el Secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, y cuando el caso lo amerita, toca la puerta del presidente.

A “JR” no lo necesita para nada. De los tres “supercoordinadores” del Noreste, el de Tamaulipas, dicen, es el peor evaluado. Las expectativas que generó, y por el hecho de ser cuñado y confrontado con el gobernador, se pensó que sería un contrapeso político, pero resultó contraproducente. Ha sido una gran decepción.

En Tamaulipas, el 98 por ciento de las delegaciones federales están paralizadas y sin responsables. Y con un proceso electoral en puerta, llega una veda que tardará la llegada de los programas sociales a la gente.

Los “superdelegados” del Noreste no pueden, pero tampoco los del bajío y los del sur. La parálisis del gobierno federal empieza hacer crisis y no se ve en lo inmediato una salida a esta. Los gobernadores finalmente cumplieron su amenaza: anular a los emisarios de Andrés Manuel. Hoy esas diferencias políticas la están pagando quienes mas lo necesitan.