Por décadas hemos leído y escuchado acerca de los derechos humanos y su aplicación en las leyes de todos los países, incluyendo México y, obviamernte, el estado de Tamaulipas, y por décadas hemos sabido de actos que riñen con éstos, y concluyen en acciones violatorias de los derechos de los niños y los adolescentes.

Si contamos lo bueno hay que contar lo que no lo es tanto, y pugnar porque se mejoren las condiciones de nuestra gente cuando son objeto de alaguna acción por parte de la justicia, sin olvidar que los derechos humanos de los agentes de seguridad en sus tres niveles y diversas corporaciones son tan importantes como los nuestros.

A veces olvidamos que ellos tienen sentimientos, familia, sueños e ilusiones, y. que salen todos los días con la esperanza de volver al hogar; muchos de ellos no regresan porque dejan la vida tratando de preservar la integridad de todos nosotros.

Hay mucho qué decir de los derechos humanos, pero realmente poco que presumir: violaciones de éstos en detenciones, en desapariciones forzadas y más han orillado a nuestros legisladores a hacer nuevos instrumentos y leyes para garantizar que serán respetados los derechos de los detenidos, y que no se puede tratar indignamente a alguien por ningún caso, aunque sabemos lo que padece la gente detenida.

Y en ese sentido, algunos ponen mucho énfasis para protegernos, aunque haya elementos que no se empeñan en ello, y propician desapariciones de gente que, muchas veces nadie sabe que se llevaron y sencillamente desaparecen.

Definitivamente, algo tenemos que hacer para mejorar este rubro tan importante, porque todos merecernos ser bien tratados, sea cual sea la naturaleza de las actividades que desarrollamos.

Mucho, pero mucho hay qué hacer sinceramente, y empezar por las autoridades de los tres niveles, elementos de seguridad, instancias oficiales encargadas de vigilar los derechos de todos y su cumplimiento y todo cuanto se pueda involucrar, para garantizar una atención digna y adecuada. Los derechos humanos son materia elevada en su calidad, y debe ser elevada en su contenido, para lograr los resultados que México merece.

Y en definitiva, para poder abordar el tema tan delicado hay que considerar todos los puntos de vista, porque hay que pensar en la autoridad, en la ciudadanía, los familiares y los actos que hayan propiciado alguna aparente violación a los derechos básicos de toda persona, y que muchas veces confundimos.

No podemos dejar de pensar en que quien es sujeto de una acción de la justica pudiera ser responsable, y entonces, en tanto no se demuestre lo contrario, no se puede ejercer una acción penal definitiva, aunque no por ello se le debe tratar de manera distinta.

Somos partidarios de la idea de que a todo mundo se debe tratar con dignidad y respeto.

Hay elementos de seguridad de cualquier nivel que piensan que son más importantes que Dios y se atienen a la fuerza o a sus armas; no se trata de imponerse, pero tampoco de ser suaves: somos de la idea de que debe aplicarse la ley con todo su rigor, sin que lo anterior quiera decir violencia, malos tratos o algo similar.

La ley debe ser la ley y hay que considerarla. Ojalá existiera un verdadero y auténtico Poder Legislativo que analizara este problema tan serio, y que dejen de verlo como una bandera para transitar por la fama parlamentaria; que se dediquen a legislar en pro de los mexicanos, de todos, los que hemos sufrido violación a nuestros derechos una y otra vez, sin que nada ni nadie haga o quiera hacer algo.

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