viernes 20 de septiembre de 2024, Ciudad Victoria, Tamaulipas

LA FIGURA PRESIDENCIAL.

Por Crónica Digital MX
julio 1, 2018

El gran reto para quien llegue a ser el Próximo Presidente de México es, sin lugar a dudas, sacar al país del tremendo bache en que nos encontramos donde hay de todo desde pobreza, analfabetismo, desigualdad y mucha, pero mucha inseguridad.

Pero también hay otro gran reto no menos importante para el futuro mandatario: Rescatar, con grado de urgencia, la llamada Figura Presidencial que, hoy por hoy, está en plena decadencia.

Como nunca antes se había visto, en este sexenio

-que ya entra en su etapa de agonía- la Figura Presidencial fue criticada a niveles insospechados sobretodo, en las muy influyentes y temibles redes sociales.

¿Es importante que la Figura Presidencial recupere el respeto de todos los ciudadanos…?

Por supuesto que sí.

¿Y cómo se logra eso…?

Precisamente haciendo lo que se apuntó al inicio de la presente columna: Que el próximo mandatario se ponga a trabajar, que cumpla con sacar adelante al país y que deje a un lado esa costumbre de andar protagonizando escándalos intencional o espontáneamente.

Cuando inició su administración, ENRIQUE PEÑA NIETO tenía niveles de popularidad aceptables pero con el paso del tiempo esos niveles se fueron desplomando a niveles históricos y pasmosos.

No es necesario enumerar aquí las muchas promesas que el Gobierno no cumplió porque ya son ampliamente conocidas.

Sumado a ella, hubo escándalos y tragedias que provocaron la ira popular y ello se reflejó en las redes sociales desde donde se hizo pedazo a la Figura Presidencial.

Para este lunes, ya es casi seguro que sabremos quién ganó las elecciones.

Y, como cada seis años, hay la esperanza de que el nuevo mandatario cumpla, por fin, lo que prometió a lo largo de su campaña electoral.

Gane quien gane la elección, no le será nada fácil gobernar un país donde hay mucha irritación, mucho descontento y mucha desconfianza hacia los entes gubernamentales.

Si logra revertir esos sentimientos populares, téngalo por seguro que dentro de unos dos o tres años podremos decir que nuevamente, después de décadas de no verlo, la Figura Presidencial recuperó el respeto de los mexicanos.

Pero si sucede lo contrario y el próximo mandatario no cumple con sacar a la Nación del bache, entonces esa Figura Presidencial simple y sencillamente será referencia de burlas y menosprecios.

Y, créalo, eso sí es preocupante…

Oiga, y ya pasaron las elecciones: Sería bueno poner en el banquillo de los acusados a lo que se define como Veda Electoral y, de paso, a la Ley Seca.

En lo que se refiere a la Veda Electoral, está bien su esencia de prohibir la promoción de actividades oficiales, pero eso lo agarran de pretexto los funcionarios para regatear o “clavarse” –así, con esa palabrita- recursos ya sea en especie o en efectivo.

Mientras que la Ley Seca el pretexto es que se impone para que el ciudadano ande bien en sus cinco sentidos, es decir, que no ande borracho o crudo el día de la elección.

Hasta ahí todo bien. Sin embargo, bastó ver la poquísima clientela que tuvieron los negocios dedicados a las ventas de comidas.

Hubo establecimientos que, de plano, prefirieron mejor cerrar sábado y domingo sus puertas que pagarle a dos días a los empleados pues vislumbraron que no venderían prácticamente nada.

Imagínese Usted cuantos miles y miles de empleados dejaron de ganar sus sueldos. Podría decirse que fueron, junto con sus familias, víctimas colaterales de la Ley Seca.

Y eso, seguramente, fue algo que se vio a lo largo y ancho del país.

Ya estamos grandecitos como para andar con esas ocurrencias de Vedas Electorales y Leyes Secas.

Muy grandecitos…

¿O Usted qué opina…?

PARA CONCLUIR: En Tamaulipas los alcaldes que anduvieron, previa licencia, encampañados se aprestan a regresar a sus puestos.

Para este lunes sabremos qué alcaldes pasaron la prueba de fuego de la reelección y quienes concluirán, llorando, sus administraciones para después irse a rumiar su frustración a sus casas.

Hay que ponerles atención especial a esos últimos alcaldes que perdieron en las urnas.

Y es que la frustración de no haber ganado puede provocar que, por arte de magia, les crezcan las uñas y pellizquen con mayor enjundia los presupuestos que manejan.

En otras palabras, pueden agandallar recursos públicos sin vergüenza alguna sabiendo que se les acabara su ciclo y no habrá, por lo pronto, una segunda oportunidad.