viernes 20 de septiembre de 2024, Ciudad Victoria, Tamaulipas

La demagogia y los salarios

Por Crónica Digital MX
diciembre 20, 2018

En los inicios del años 80´s, cuando el PAN empezaba a romper la hegemonía priísta y ganaba alcaldías importantes en Chihuahua, Guanajuato, San Luis, Nuevo León, y otras entidades, llamaba la atención el tema de los salarios a los funcionarios blanquizales: eran sueldos altos, muy altos para la época, que muchos se escandalizaron.

Don Luis H. Alvaraz, siendo presidente municipal de Chihuahua, justificaba así los altos salarios en los incipientes gobiernos panistas de la época, “se le debe pagar muy bien a los funcionarios y a los servidores públicos, para que no tengan la tentación de robar; si ellos ganan bien, no tendrán necesidad de meterse dinero ajeno al bolsillo”, decía.

Y así cundió el ejemplo. La moda panista, entonces, era buena paga, pero nada de raterías y así se mantuvieron un tiempo, hasta que se contaminaron de la fiebre priísta y se volvieron peor que ellos. Fue ya cuando ganan la presidencia de la república con Vicente Fox, y luego con Felipe Calderón, cuando el panismo se volvió igual que el priísmo: tan corruptos los unos como los otros; tanto, que hacían alianzas de facto para alternarse en el poder.

Aquellos días de gloria y pureza panista quedaron atrás.

En Matamoros, cuando Jorge Cárdenas González, se confrontó con el gobierno de Emilio Martinez Manautou y ganó la alcaldía, y después la diputación federal. Aunque no era panista, coincidía con la filosofía del panismo. El proponía que los pantalones que usaran los alcaldes o los políticos, fueran como los de los toreros: sin bolsas, para que no se metieran en los bolsillos el dinero del pueblo.

Su hijo Gustavo, incluso, cuando ganó la alcaldía de Ciudad Victoria, en el primer trienio de Manuel Cavazos Lerma, puso megasueldos a los funcionarios municipales, precisamente con ese fin, de que no tuvieran la tentación de robar.

El tema toma vigencia con el debate de rebajar sueldos a la mitad. Ayer, Andrés Manuel López Obrador, presumió el cheque de su primer quincena como presidente de la república: 76 mil pesos por quincena, que dicho por él, es mucho y por lo tanto, decidió regresar 22 mil que le habían pagado de mas.

El hecho no esta mal, porque el hombre siempre se ha manejado con esa bandera de honestidad y ha vivido austero; eso dicen. Pero exagera cuando lo publicita de más. Es una treta mediática para atizar su polémica con los Ministros de la Suprema Corte que ganan mas de medio millón de pesos mensuales. Es un reproche subliminal, una forma de decirles que se puede vivir en “la justa medianía del salario”, como lo afirmaba Benito Juárez.

Pero eso no es correcto: eso se llama protagonismo, y en AMLO se ve mal: no necesita de eso.

Ahora, si a honestidad nos vamos, el 98 por ciento de todos los funcionarios y líderes de Morena en México, no están de acuerdo con que los salarios de los funcionarios se bajen. Si pagas bien, como lo hacía el panismo en el pasado, va a ser mínima la posibilidad de robar; va a ser menor la tentación de pellizcar dinero del presupuesto. Pero si pagas mal y el salario lo reduces a menos de la mitad, despiertas la ambición y necesidad de robar. Es la lógica en la que se mueve el servidor público en la cultura nacional.

Y lo peor es cuando, el alcalde, el gobernador, el diputado, o el funcionarios público, o el presidente de la república, dice y lo anuncia a los cuatro vientos que va a donar su salario para fundaciones o cosas de caridad. Eso es más terrible que ganar menos. ¿Entonces de qué vas a vivir?, ¿con que vas a pagar tu despensa?, ¿como vas a mantener a tu familia?,¿las colegiaturas de tus hijos, con que las vas a pagar?.

Ocupar un cargo de elección popular, no deja de ser un trabajo que debe ser bien remunerado.

Es tiempo de cambiar el discurso y dejar la demagogia y el protagonismo a un lado. El asunto de los salarios bajos o altos, es un tema de valores también.

Después de todo, tenían la razón los viejos panistas que concebían el servicio publico como un trabajo que debía ser bien pagado, pero con un alto sentido de responsabilidad de gobernar, con ética y honestidad.

Hoy todo se ha perdido, el tema de los salarios bajos o altos, una pura vacilada de la clase política.