Ciudad Victoria, Tamaulipas a 15 de septiembre de 2025
cdtamaulipas.mx

El primer eslabón roto del cabecismo

Cercano al círculo más íntimo de Francisco García Cabeza de Vaca, el exsecretario de Educación, Mario “N”, se ha convertido en la muestra más clara de cómo el llamado “cambio azul” terminó corrompiendo las finanzas públicas tamaulipecas. Lo que alguna vez presumieron como un sexenio de modernización, hoy exhibe su verdadero rostro: abusos, pactos turbios y saqueo institucional.

El Tribunal de Enjuiciamiento Unitario, encabezado por la jueza Martha Patricia Rodríguez Salinas, dictó un fallo condenatorio en su contra tras hallarlo culpable de ejercicio ilícito del servicio público y peculado. No fue una decisión ligera: la sentencia se sostuvo en los testimonios y peritajes que evidenciaron cómo el funcionario operó al margen de la ley.

La primera irregularidad quedó clara: en 2018, siendo solo subsecretario, Mario “N” firmó un convenio con la aseguradora Metlife, comprometiendo retenciones de nómina para seguros individuales, sin tener facultades para hacerlo. Esa atribución corresponde únicamente al titular de la dependencia y, además, limitada al ámbito educativo.

El convenio operó durante más de cuatro años y movió 8.2 millones de pesos a cuentas de la Secretaría de Educación en Banco Santander. Recursos que, por norma, debieron ingresar a la Secretaría de Finanzas. Esa desviación abrió la puerta a manejos discrecionales.

La segunda pieza de la trama resultó aún más grave: parte del dinero retenido a los trabajadores terminó en pagos sin justificación y en transferencias al propio Mario “N”, todo fuera del control presupuestal de Finanzas. Una operación que muestra cómo la Secretaría de Educación fue usada como caja chica del cabecismo.

Hoy, la justicia lo tiene contra las cuerdas. De ser ratificados los cargos, el exsecretario podría enfrentar hasta 20 años de prisión, decisión que se tomará el próximo 26 de agosto en audiencia pública. El fallo marcaría un precedente en el desmantelamiento del entramado financiero heredado por el sexenio panista.

Mientras tanto, Cabeza de Vaca disfruta de su exilio dorado en Texas, protegido por la fortuna que amasó en su gestión. En contraste, uno de sus hombres de confianza enfrenta ya el derrumbe personal y político. El círculo de impunidad empieza a resquebrajarse, y el cabecismo paga sus primeras facturas.