El primer manotazo o demostración de poder de lo que será el gobierno de Andrés Manuel López Obrador a partir del 1 de diciembre, se vio este lunes, cuando sin titubeos y con una frialdad implacable le dijo a los poderosos hombres del dinero de este país, que el Aeropuerto de Texcoco se cancelaba y que los ciudadanos habían decidido ir por la opción de Santa Lucía, que dicho por todos, es una obsesión que trae desde el 2014, cuando la administración de Peña Nieto anunció el proyecto de Texcoco y que era calificada como la obra símbolo de su sexenio.

El mensaje de AMLO es contundente y no nada más tiene un destinatario, como se podría pensar al interior de la cúpula económica. Así lo interpretaron muchos gobernadores que ayer mismo le mandaron algunos reproches vía wahtsapp al todavía presidente de la CONAGO Manuel Velazco, quien los convenció de que dieran todo su apoyo electoral al tabasqueño.

“Si eso hizo con los que tienen el poder económico, ¿Te imaginas cómo nos va a ir a nosotros que hacemos la política interior del país?”, le reclamaron algunos gobernadores a Velazco.

Los empresarios del país ayer reaccionaron en contra de la decisión de Andrés Manuel y no pocos recordaron y compararon aquel encontronazo que tuvo en los años setentas Luis Echeverría con los poderosos hombres del dinero de Nuevo León, que estaban molestos con el presidente por sus medidas económicas y por el asesinato de Eugenio Garza Sada. Aquella ocasión Luis Echeverría, terminó siendo sometido a los intereses y caprichos de los grupos empresariales.

Esta, es una historia similar, con la diferencia de que aquí, Andrés Manuel se siente arropado y respaldado por 30 millones de votantes y los poderes legislativos que le dan -él lo dijo ayer-, la autoridad política y moral para tomar este tipo de decisiones que tienen el aval del pueblo, que hoy sí está en el poder a través de su persona.

Les guste o no les guste, -también así lo dijo ayer- tienen que ir acostumbrándose a que las cosas así se harán: “esta es la democracia participativa”, aseguró, que para los estudiosos de la ciencia política, no es otra cosa que una demostración de poder que apunta hacia el autoritarismo.

Por eso la preocupación no solo de los empresarios, sino de los propios gobernadores que ahora sí se sienten obligados a irse derechitos, porque con el próximo presidente de la república las cosas se van a hacer como él dice. El poder absoluto solo lo va a ejercer una persona y lo demostró este lunes López Obrador.

“Cuando dominas y tienen el control del poder económico, el poder político, es tuyo por inercia” y Andrés Manuel lo quiere todo, por eso ni le preocupa, ni se inmuta ante los amagos de los hombres capitaneados por Pablo Castañón a través del Consejo Coordinador Empresarial. Tampoco le importa que los mercados se pongan nerviosos, ni las bolsas, ni las calificadoras.

“El poder, ahora soy yo”, así hay que entender el inicio de la Cuarta Transformación, que tiene todavía de su lado el otro poder que son las redes sociales y que fueron fundamentales en su victoria electoral del 1 de julio.

Talachazos

VIENE LO PEOR. En México, un político tamaulipeco encumbrado, así lo dijo cuando supo que Yalheel Abadalá tomaría el control del PRI de Tamaulipas.

A continuación, va textual lo que dijo sobre el relevo en el PRI tamaulipeco.

“El PRI del Estado no ha tocado fondo y Yalheel no es la persona indicada para tomar esa responsabilidad. Estamos ante la verdadera posibilidad de que desaparezca y Yalheel, puede ser quien le de cristiana sepultura al partido. Y lo vamos a ver: Yalheel, va a bailar el ritmo que le toquen en el Gobierno del Estado; no va a tener de otra”.

De escalofrio, el presagio.