Este jueves Expreso cumplió 25 años de hacer periodismo.
Desde el primer día en que vió la luz como diario, el periódico fue innovador en todo; siempre en boca de todos, porque rompió paradigmas en este complejo y difícil oficio.
Muy rápido, se granjeó el aprecio de los lectores, que se mantienen fieles hasta la fecha.
Expreso como muchos medios a quienes algunos llaman «tradicionales», han tratado de hacer periodismo de acuerdo a las reglas elementales y básicas que la profesión reclama: informar y formar opinión, con sus defectos y aciertos, pero cumpliendo con el apostolado de decir la verdad y tener la libertad para hacerlo, aunque esto implique arriesgar la vida.
El periodismo escrito, radiofónico y televisivo, aunque tienen un objetivo común, se hacen de una forma diferente. Los clásicos decían antes que la televisión entretiene, la radio informa y con la prensa escrita se gobierna. Todos a su manera hacen periodismo, y sus actores, o sea los periodistas, viven y trabajan con la misma intensidad la noticia.
Pero la llegada de las redes sociales, y la incursión de las nuevas tecnologías en la comunicación, sacudió la modorra de los «medios tradicionales». Expreso, a pesar de haber roto estilos y paradigmas, ha tenido que subirse a la nueva dinámica y se ha ajustado a las circunstancias, y se ha puesto a la vanguardia, igual que muchos; pero hay que decirlo también: muchos se han quedado razagados, y otros más, han tenido que desaparecer.
Los sociólogos de la comunicación, aseguran que en el periodismo, se van a quedar solo aquellos que lo ejerzan con vocación, se actualicen e incorporen a la profesión las nuevas herramientas digitales. Hay catastrofistas también que apuestan que los medios tradicionales van a desaparecer, incluso se atreven a asegurar que las redes sociales han llegado para acabar con el periodismo. Esta, no es más que una afirmación errada y desafortunada.
Ni el periodismo, ni los periodistas, ni los medios tradicionales van a morir, como quisieran muchos.
El periodismo se va a seguir ejerciendo como siempre, y los periodistas siempre van a estar aquí.
Lo que cambian son las formas de hacerlo. Hoy, como el Expreso y otros medios importantes del estado, del país y del mundo, están haciendo periodismo digital innovador.
La noticia como género periodístico hoy se escribe diferente en las redes sociales; es más inmediata, pero no pierde sus elementos de trascedencia, objetividad y oportunidad. Las buenas crónicas, la prosa exquisita, los reportajes que sacuden y mueven conciencias, los artículos de fondo, las columnas políticas, las vamos a encontrar en los dispositivos móviles y en todas las plataformas, pero presentadas y aderezadas para un público futurista que tiene exigencias diferentes al pasado.
La prensa escrita, televisiva y radiofónica, no muere, pero sí está obligada a ser más profunda, más rigurosa y más intensa.
La nueva forma de hacer periodismo en la era tecnológica, va ayudar también a limpiar la basura que inundó a las redes. «La prensa nylon», «la prensa chafa» o los influencer que irrumpieron en las redes y que se creen, y se creyeron periodistas, se van a ir porque no tienen oficio. El periodismo y el periodista se hace con los años, a partir de una formación y una comprobación de lo que se dice y se publica.
Así como hace 25 años nació El Expreso, que echó abajo estilos y formas de hacer periodismo, los tiempos de las redes sociales, el oficio se fortalece en la forma, pero en el fondo es el mismo y durará hasta el final de los tiempos, porque sin periodismo, la sociedad no tendría voz, ni democracia. Que no cunda el pánico, hay periodismo y periodistas para mucho rato.