viernes 20 de septiembre de 2024, Ciudad Victoria, Tamaulipas

De Tunas y Estudiantinas

Por Crónica Digital MX
marzo 30, 2018

En el Campus Sur de la Universidad de Santiago de Compostela, en Galicia, España, uno de sus jardines guarda celosamente el monumento al Tuno, es decir, el integrante de la Tuna universitaria, grupo musical tradicional que ha dado un enorme prestigio y brillo a la USC en materia de difusión cultural.

Recordamos también, aquella Estudiantina de la Universidad Autónoma de Querétaro que con sus piezas como Pajarillos, El Bachiller y muchas más hizo la delicia de nuestra infancia, cursi y romántica, pero al fin infancia propia.

Un hermoso y emotivo encuentro de Tunas y rondallas se llevó a cabo hace unos días en Sevilla, España, y llamó la atención la gente que ahí se congregó: decenas de Tunos y miembros de la Rondalla, uniformados con esas tradicionales mallas negras, un saco con mangas bombachas y su inolvidable capa llena de listones que cuentan, según dicen los Tunos, una historia cada uno.

Lo más preocupante es que en su gran mayoría los excelsos músicos populares universitarios pintan el cabello de gris a blanco, independientemente de lucir sendas barrigas que se conforman con los años y la inactividad conjunta.

Y nos parece un aspecto delicado, porque las Tunas y Rondallas han hecho una época desde siempre, pero con esta visión que hemos retratado en Sevilla nos aterra pensar que las nuevas generaciones, envueltas en sus salfies y sus emoticons han olvidado las tradiciones universitarias musicales, y perdemos, poco a poco pero irremediablemente la tradición de la Tuna.

En Tamaulipas el arquitecto Estrada dio vida a la Tuna por años, y hoy en día difícilmente tienen una actuación por diversos motivos que desconocemos, pero que preocupan igualmente, porque es una parte de la vida universitaria que, pensamos, se debe salvaguardar, así como hizo Ricardo Corazón de León con los Caballeros de la Mesa Redonda, o el Clan de Rovers y la Tropa de Scouts, hoy, destrozada por la modernidad.

Preocupa y mucho que este tipo de manifestaciones artístico-culturales se estén perdiendo por el cambio de un aparente teléfono inteligente que solo n os lleva a comunicarnos virtualmente, perdiendo el contacto humano y la música viva de las universidades del mundo.

El fenómeno es generalizado, y en la Universidad Autónoma de Tamaulipas mucho tiempo hace que no escuchamos a los muy pocos Tunos que quedan vigentes, porque no se ha dado continuidad a un programa de fomento a la música tradicional universitaria.

Así como hay grupos de mariachis en muchos rincones del mundo, o tríos de huapangueros, debe existir el fomento -casi obligado- de las Tunas Universitarias como parte del desarrollo cultural que estamos llamados a tener, preservar y fomentar.

No es un gusto únicamente: es una enorme obligación, porque gracias a esa indiferencia que ha provocado una invasión viral de aparatos electrónicos estamos perdiendo nuestra esencia como seres humanos.

hoy no se puede ver a una estudiantina juvenil o algo por el estilo, porque los que manejan estos aspectos consideran que es un gasto mayor y prefieren omitirlo, sin pensar que se están muriendo nuestras tradiciones.

Quizá pensamientos de viejo, pero no podemos dejar que muera lo que ha dado vida durante décadas a nuestras universidades, y ha mostrado la alegría y el ambiente sano que existía en las casas de estudios.

Tiempo es que las autoridades universitarias se pongan enérgicas en su misión y obligación de preservar las tradiciones y nos devuelvan a la Tuna, aquella que entre mandolinas y listones ulticolores hizo las delicias de muchas tardes en la explanada del Centro Cultural o del Paseo Méndez, que nos regaló conciertos en el Teatro de la UAT y nos ofreció recordar para vivir.

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