viernes 20 de septiembre de 2024, Ciudad Victoria, Tamaulipas

De San Fernando a Camargo

Por Crónica Digital MX
febrero 4, 2021

Entre San Fernando y Camargo, existe una distancia aproximada de 220 kilómetros, pero hoy los une la tragedia y el terror. En agosto del 2010, 72 indocumentados centroamericanos que anhelaban hacer realidad su sueño americano, fueron ejecutados por el crimen organizado en el ejido El Huizachal, a poca distancia de la cabecera municipal de San Fernando. 

Once años después, en enero del 2021, en el municipio de Camargo, también fueron asesinados y quemados 19 indocumentados por la delincuencia, e igual que antes, hoy son noticia mundial.

En San Fernando y Camargo, se vive y se siente el miedo, lo mismo en todo el territorio tamaulipeco desde hace 14 años, cuando empezó la guerra entre los cárteles y cuando el gobierno de Felipe Calderón desató su fallida estrategia contra el narco.

Mucho se ha escrito de San Fernando en once años, y no hay un autor material ni intelectual en prisión que pague por esa masacre; los familiares de los indocumentados son aún almas en pena que deambulan por las oficinas del gobierno exigiendo justicia. Durante estos 132 meses, luego de aquella tragedia en Tamaulipas, no han parado las ejecuciones y asesinatos de civiles y personas extranjeras inocentes a manos del crimen. Camargo es la mejor muestra y abre las heridas que algunos dijeron, estaban sanadas.

El 22 de enero pasado fueron hallados los 19 cuerpos calcinados en la comunidad de Santa Anita. Todos, como los de San Fernando, eran centroamericanos que cayeron en manos del delincuentes.

Fuera de Tamaulipas, decir o escribir San Fernando o Camargo, es pensar en impunidad y rabia. Estos dos municipios son sinónimo de miedo. Javier Valdés, el periodista sinaloense que dedicó su vida a escribir sobre el narcotráfico en México y que fue asesinado en mayo del 2017 en las calles de Cualicán, en su última charla en Nuevo León confesó que transitar por la Frontera Chica de Tamaulipas, por ahí por donde está el municipio de Camargo, «se te arruga el culo; el miedo no nada más se siente: se ve», decía. Incluso llegó a admitir que cuando pisó territorio tamaulipeco para escribir un reportaje sobre el narco, no le quedaron ganas de regresar. 

Camargo hoy revive los fantasmas de Tamaulipas que algunos pensaron que se habían ido, y no. Quienes han transitado o recorrido las carreteras de Tamaulipas en los últimos años, saben que la delincuencia sigue ahí, que el miedo vive en cada uno de los habitantes y que todos los días, cuando salen de sus hogares, no saben si van a regresar con bien o con vida. No confían en nadie y están resignados a vivir en medio de la incertidumbre.

Las familias de las víctimas de Camargo, se van a quedar como las de San Fernando, esperando en medio de su dolor. La detención de los 12 policías estatales de Tamaulipas, que a decir de la Fiscalía participaron en los hechos, o la separación de los 8 funcionarios de Migración de Nuevo León que fueron omisos o que tuvieron conocimiento de caso, no curan y no resuelven un problema que sigue ahí, como el dinosaurio, moviéndose y con más vigor que antes.

Lo de Camargo, demuestra también que la violencia, los crímenes, las ejecuciones y los secuestros, no tienen color ni partido. Ninguna estrategia vale, cuando la voluntad de la autoridad no se ve.