La escena no es menor: una alcaldesa mexicana, fronteriza, tamaulipeca, tomando la palabra desde la tribuna plenaria de las Naciones Unidas. Carmen Lilia Canturosas Villarreal, presidenta municipal de Nuevo Laredo, no sólo habló: representó.
Representó a una ciudad históricamente marcada por la lógica del comercio, la migración y los retos de la geopolítica. Pero esta vez, su presencia en el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible de la ONU colocó a Nuevo Laredo en el mapa global como ejemplo de cooperación transfronteriza, inversión estratégica y, sobre todo, de liderazgo municipal con visión.
Desde ese espacio donde se toman decisiones que han marcado el rumbo de conflictos, acuerdos de paz y compromisos por el clima, Canturosas presentó el modelo exitoso de saneamiento del agua implementado en su ciudad: una inversión histórica de más de 81 millones de dólares que hoy garantiza agua potable a más de 17 mil habitantes, reduce en un 99% las descargas al Río Bravo y convierte un conflicto binacional en una solución compartida.
La escena tiene muchas lecturas. Primero, la de una mujer con renombre político ganado con resultados, que no improvisa ni recita discursos vacíos. Segundo, la de una ciudad fronteriza que ha dejado de verse como zona de riesgo para presentarse como zona de oportunidades. Y tercero, la de Tamaulipas como estado que, en medio de transiciones políticas, muestra que también puede levantar la mano en escenarios globales con propuestas concretas.
Carmen Lilia no habló desde el escritorio de un gabinete ni desde la comodidad de una oficina municipal. Habló ante líderes mundiales, representantes de gobiernos y organismos multilaterales, con cifras, resultados y una narrativa que rompió el cliché del norte conflictivo para proponer un modelo de frontera con futuro.
La alcaldesa lo dijo claro: “Cuando un territorio se alinea con una causa global, no sólo transforma su presente: también abre camino para un futuro común”.
La presencia de Canturosas en la ONU también es reflejo de una administración local que ha sabido coordinar esfuerzos con el Gobierno de México y el Gobierno de Tamaulipas, reconociendo el acompañamiento de la presidenta Claudia Sheinbaum y del gobernador Américo Villarreal Anaya, con quienes comparte la visión de una transformación territorial centrada en la justicia social y la sostenibilidad.
Este episodio representa un hito no sólo para Nuevo Laredo, sino para la política local mexicana, que pocas veces logra llegar a esas plataformas internacionales con argumentos sólidos. En tiempos donde los municipios claman por más recursos, más atención y menos discursos, una mujer del norte del país demuestra que el liderazgo también se ejerce desde lo local, pero con altura de miras.
No es casualidad que su nombre empiece a sonar con fuerza más allá de su región. La ONU es mucho más que una vitrina: es un filtro. No cualquiera cruza ese umbral con la legitimidad que otorgan los resultados.
Mientras otras figuras políticas siguen atrapadas en el ruido local, Carmen Lilia está ya hablando en otro nivel. Literal y políticamente.