Aunque pareciera que el efecto de la declaraciones y el posicionamiento de las nuevas políticas de Washington no modifican el comportamiento del intercambio comercial de México con el país vecino del norte, los números de instituciones como el Inegi son reveladores, ya que de acuerdo a los indicativos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, establece que de diciembre del año anterior y enero del 2017 las exportaciones a Estados Unidos registran una caída del orden del 4.86 por ciento. La caída de las exportaciones se adjudica a que durante el mes de enero fue cuando asumió la presidencia el republicano Donald Trump.
Asimismo el Instituto también abunda en su informe que las importaciones de ese país a territorio nacional tuvieron una disminución del 4.49 por ciento durante el mismo periodo. Sin embargo, los analistas del comercio consideran que es el resultado de la balanza de productos no petroleros. Los cuales habrían aumentado sus exportaciones por encima del 7 por ciento y las exportaciones a otros países habrían aumentado más del 12 por ciento.
Sin embargo hay otros conceptos como los del orden automotriz donde aunque son mínimos los incrementos en exportaciones, representan una buena señal aunque siguen estando a alta la exportaciones a otros países.
Lo que bien se puede traducir en un indicativo de un reacomodo paulatino de los mercados internacionales de los que los productos mexicanos no petroleros, que tienen demanda en mercados distintos al del principal socio comercial.
Para esta entidad los indicadores a corto plazo parecen alentadores, sobre todo porque empresas petroleras y gasíferas como son Exxon Mobil, Shlumberger, Chevron y Bhpbilliton han mostrado interés por invertir en el mediano plazo en territorio tamaulipeco.
Esto según la versión oficial del gobierno tamaulipeco, quien estima que el 59 por ciento del territorio tamaulipeco tiene hidrocarburos en tres sitios conocidos con es el Activo Burgos de Gas Natural, lo mismo que el denominado Cinturon plegado perdido en aguas profundas y Tampico-Misantla donde hay yacimiento petroleros no agotados.
También la administración estatal del panista Francisco García Cabeza de Vaca tiene confianza en que las posibilidades de inversión son amplias debido a que Tamaulipas ocupa el primer lugar en producción de gas no asociado, el cuarto en producción de gas asociado y además la entidad es considerada en segundo lugar como productora de energía eléctrica.
Pero como decían los viejos rancheros, “mientras el zacate crece la burra se muere de hambre”. Por lo mismo es importante que el gabinete estatal se aplique a abrir el abanico a otras inversiones, que no solo se limiten a promover las instalación de tiendas de conveniencia o franquicias, como lo hicieron otras administraciones, ya que estas fomentan el consumismo pero no promueven el empleo y la ocupación, que demandan los ciudadanos de las doce principales regiones tamaulipecas, donde radican la mayoría de los tamaulipecos.
Los ciudadanos de hoy piden empleo y condiciones para trabajar, para producir pero sobre todo para comercializar.
El que parece que no avanza pero va ganando en terreno firme es el secretario de la Secretaría de Bienestar Social Gerardo Peña Flores, quien primero se reunió con miles de creyentes de Iglesias Cristianas y con los dirigentes de esta a quienes les pidió difundir los valores en las comunidades donde realizan sus cultos. Y más recientemente hizo lo propio con los mandos militares del centro de la entidad. A quienes invitó sumarse a trabajar en la reconstrucción del tejido social.
Ayer los legisladores locales sesionaron en el palacio legislativo, de 20 cuentas públicas de Ayuntamientos y organismo de agua potable solamente aprobaron 18, las dos restantes no se aprobaron y corresponden al municipio de Tula, una al Ayuntamiento anterior y la otra a la comisión municipal de agua potable.
