Por Agustín Peña Cruz | Noticiaspc.com.mx
CIUDAD ALTAMIRA, Tamaulipas.
Con un crecimiento urbano acelerado y con una red hidráulica envejecida que enfrenta presiones constantes, el comisionado presidente de COMAPA Altamira, Luis Gabriel Márquez González, reconoció que el organismo operador de agua mantiene un rezago de hasta el 50% en pagos domésticos, una situación que —aunque en vías de corrección— aún representa uno de los desafíos más complejos para la administración actual.
Durante la entrevista, Márquez González explicó que la deuda acumulada por usuarios domésticos es el reflejo de años de expansión urbana desordenada, acompañada de una población flotante que llegó para trabajar en la zona industrial y posteriormente abandonó viviendas, dejando cuentas impagas y servicios sin regularizar.
“Muchos vinieron a trabajar a las industrias y luego se fueron, dejando las casas abandonadas. Eso incrementó el rezago: viviendas que siguen generando cobros porque la toma sigue activa, aunque el usuario original ya no viva ahí”, detalló el funcionario.
El comisionado precisó que, aunque no se ha cuantificado el pasivo total en millones de pesos, el porcentaje de morosidad es significativo y representa principalmente a usuarios de casas habitación, más que a sectores industriales o comerciales. “En la zona industrial no hay tanto problema; el rezago más fuerte está en los hogares”, puntualizó.
DE LA DEUDA AL EQUILIBRIO FINANCIERO
A pesar de esta deuda histórica, Márquez González subrayó que COMAPA Altamira ya no se encuentra en números rojos. Durante administraciones anteriores, la falta de ingresos suficientes obligaba al organismo a depender del apoyo financiero del Estado o del municipio para cubrir gastos básicos, incluidos mantenimiento y nómina.
“Antes no alcanzaba ni para cubrir el mantenimiento, y a veces ni la nómina. Hoy ya tenemos equilibrio; el organismo está operando con recursos propios y puede atender sus necesidades internas”, aseguró.
Este avance, según explicó, se debe a una estrategia de coordinación entre el Consejo de Administración, el gerente general Gabriel Arcos y el director comercial Jorge Dimas, quienes han impulsado programas de mantenimiento y recaudación en paralelo, priorizando la reparación de líneas viejas —algunas todavía de cemento— que sufren rupturas constantes por su antigüedad.
CONTRATOS SOCIALES Y REGULACIÓN SIN ACREDITACIÓN DE PROPIEDAD
Uno de los problemas más recurrentes que enfrenta COMAPA es la presencia de usuarios sin título de propiedad, ya sea porque habitan viviendas invadidas o prestadas. En esos casos, la Comisión ha optado por una política de “contratos sociales”, que permite otorgar el servicio sin reconocer la propiedad del inmueble.
“A muchos usuarios se les da el servicio, pero se aclara en el contrato que eso no acredita la propiedad. Pagan por el consumo, pero no se les reconoce como dueños de la vivienda”, explicó Márquez.
Este modelo busca garantizar el derecho al acceso al agua sin que ello genere conflictos legales por la tenencia del predio, una práctica que también pretende reducir las conexiones irregulares.
Márquez González destacó que la actual administración ha intensificado las acciones de verificación y corte de tomas clandestinas o morosas, en un intento por recuperar la cultura del pago responsable. Equipos especializados recorren las colonias para inspeccionar conexiones, emitir notificaciones y, en su caso, proceder a la suspensión del servicio desde la banqueta cuando el adeudo es prolongado.
Sin embargo, COMAPA también ha optado por una política de flexibilización y facilidades. Los usuarios pueden acceder a descuentos y planes de pago en parcialidades, incluso si no son los propietarios del inmueble.
“Hay muchas facilidades para que la gente regularice su situación. Se están dando descuentos, convenios, y opciones de pago accesibles. La idea no es cortar el servicio, sino recuperar la confianza de los usuarios”, apuntó.
INFRAESTRUCTURA OBSOLETA Y CRECIMIENTO URBANO
El comisionado reconoció que uno de los grandes desafíos paralelos al tema financiero es el deterioro estructural de la red de agua y drenaje. Gran parte de las tuberías datan de décadas atrás, y muchas de ellas son de materiales como el cemento, lo que incrementa el riesgo de fracturas durante la temporada de lluvias o por presión hidráulica.
“Tenemos líneas muy viejas, algunas muy profundas, y eso complica las reparaciones. Pero se ha estado trabajando de forma intensiva para sustituir los tramos más dañados”, aseguró.
Para Márquez González, el reto no sólo es económico o técnico, sino también cultural. La expansión urbana de Altamira exige un cambio en la forma en que los ciudadanos valoran y pagan por el servicio. “El agua no puede seguir viéndose como un recurso inagotable o gratuito. Requiere mantenimiento, inversión y responsabilidad compartida”, enfatizó.
Mientras COMAPA busca consolidar su estabilidad operativa, el organismo enfrenta una doble tarea: modernizar una infraestructura obsoleta y recuperar la confianza de una ciudadanía que durante años vio poco retorno de su pago.
La meta, según el comisionado, es que Altamira avance hacia un modelo de gestión sostenible del agua, donde cada usuario —desde los grandes industriales hasta las familias en colonias populares— participe en el equilibrio financiero y ambiental del sistema.
“Altamira está creciendo, y el agua es parte esencial de ese crecimiento. Si logramos que todos comprendan el valor de este recurso, no sólo mejoraremos el servicio: garantizaremos el futuro de nuestra ciudad”, concluyó.







