Por Agustin Peña Cruz | Noticiaspc.com.mx |
TAMPICO, Tamaulipas.
El crecimiento acelerado del parque vehicular motorizado de dos ruedas ha rebasado la capacidad de regulación institucional, las autoridades municipales de Tampico han comenzado a implementar una serie de cursos de educación vial dirigidos a jóvenes y trabajadores del sector privado. La iniciativa, encabezada por el regidor Edgar Treviño, presidente de la Comisión de Movilidad del cabildo, busca combatir el alza de accidentes y mejorar la cultura del tránsito urbano en una ciudad donde la informalidad en la circulación de motocicletas representa un riesgo latente para conductores, peatones y el tejido vial en su conjunto.
“La educación vial no formó parte de nuestra formación en generaciones anteriores. Por eso hoy es urgente sembrar esta conciencia desde edades tempranas”, explicó Treviño en entrevista. Como parte de la estrategia, el municipio ha comenzado a ofrecer talleres en escuelas de nivel secundaria y preparatoria, y ha extendido la invitación al sector empresarial mediante campañas de sensibilización y contacto directo vía correo electrónico.
TAMPICO EN TRANSFORMACIÓN TRAS LA PANDEMIA
El detonante de la actual crisis en movilidad ha sido, según señala el funcionario, el crecimiento explosivo del número de motociclistas de reparto tras la pandemia de COVID-19. “Se disparó el número de motos, y con ello, los accidentes. Muchos de estos conductores jóvenes no cuentan con licencia, ni placas, ni siquiera conocimiento de las normas básicas de tránsito”, detalló.
Resaltó que este fenómeno no es exclusivo de Tampico, pero sí tiene en esta ciudad costera del sur de Tamaulipas un reflejo particular. Con un desarrollo urbano cada vez más orientado al comercio y los servicios de entrega, el uso de motocicletas se ha generalizado, muchas veces sin los controles necesarios para garantizar seguridad jurídica y vial. La omisión de documentación básica no solo dificulta la rendición de cuentas en caso de siniestros, sino que además representa un vacío institucional en materia de prevención.
Treviño argumenta que los cursos no solo informan, sino que forman. “Les mostramos los principales artículos del reglamento de tránsito y explicamos tanto los derechos como las obligaciones de peatones y conductores. La buena recepción en las escuelas confirma que existe interés y necesidad”, señaló.
Sin embargo, el avance en el sector empresarial ha sido más limitado. “La respuesta ha sido escasa. Pocas empresas han solicitado el curso para su personal, a pesar de que es gratuito y de fácil implementación. Aquí también necesitamos una mayor corresponsabilidad por parte del sector privado”, sostuvo.
La propuesta se encamina en un esfuerzo de mediano plazo que busca sembrar las bases de una cultura vial responsable. Para Treviño, “no se trata solo de aplicar sanciones, sino de construir ciudadanía desde la educación”.
VACÍOS NORMATIVOS Y ESFUERZOS LEGISLATIVOS
A nivel legislativo, ya se han dado avances en materia de regulación de motocicletas. Según informó el regidor, el Congreso del Estado ha aprobado una iniciativa promovida por el diputado local José “Pepe” Schekaiban Ongay para establecer criterios más estrictos en la venta y circulación de estos vehículos.
“La ley ya está aprobada, solo falta su publicación en el periódico oficial del estado. Con ella se busca que las motocicletas estén plenamente registradas, emplacadas, y que quienes las adquieran tengan licencia para manejarlas”, dijo.
No obstante, reconoce que hay vacíos aún por subsanar. “Las agencias que venden motos deberían verificar que el comprador tenga licencia o sepa manejar. Sería deseable estudiar si se puede normar esta práctica como se hace con los vehículos automotores. Pero lo más urgente es que las empresas que contratan repartidores se aseguren de que cuenten con documentos en regla”.
RESPONSABILIDAD COMPARTIDA: SOCIEDAD Y GOBIERNO
Para Treviño, la clave del éxito está en la colaboración interinstitucional y en la corresponsabilidad ciudadana. “Esto no es tarea de una sola dependencia, ni de un solo orden de gobierno. Es un esfuerzo conjunto donde sociedad civil, sector privado y autoridades debemos sumar. Solo así podremos construir un Tampico con orden vial y seguridad para todos”.
El mensaje de Treviño es claro: la informalidad vehicular no puede seguir siendo la norma. Las consecuencias son demasiado altas, no solo en términos de accidentes, sino también en pérdida de vidas humanas, costos para el sistema de salud, y deterioro de la convivencia urbana.
Según el regidor con esta experiencia Tampico podría convertirse en referencia para otros municipios que enfrentan problemáticas similares. Si bien se requiere una mayor participación de todos los sectores, la integración de la educación vial a programas escolares y laborales es una apuesta estratégica con efectos multiplicadores, afirmó.