CIUDAD DE MÉXICO.
México vendió su alma en Tegucigalpa, pero halló la redención en el Estadio Azteca con una ligera manita del árbitro.
Corría el undécimo minuto del tiempo de reposición (90’+11′) cuando el capitán Edson Álvarez –ese que días antes criticó la falta de actitud– marcó el gol que mandaba el juego a la prórroga, el 2-2 global que hacía de la sede un pandemonio, tanto por los miles de mexicanos que celebraban como por los hondureños que se comían vivo a los árbitros y quienes desde su arribo al País acusaron juego sucio.
En los penales, luego del tiempo extra, México consumó su pase a la Semifinal de la Liga de Naciones de Concacaf y a la Copa América 2024, sin la escala del Repechaje; en la tanda se repitieron correctamente dos penales fallados por César “Chino” Huerta, pero ya los catrachos se sentían robados.
Además, pese a que el grito homofóbico se escuchó seis veces en la recta final del tiempo regular, el árbitro Ivan Barton no detuvo el juego como dicta el protocolo. Un salvadoreño contra los hondureños, ¿la nueva guerra del futbol?
Honduras estuvo a segundos del pase al torneo de la Conmebol.
Luego de ganar 2-0 en la ida y de resistir el asedio en la vuelta (apenas reflejado en el gol de Luis Chávez al 42′) logró exasperar al grueso de los 70 mil 80 espectadores, quienes en siete ocasiones lanzaron el grito homofóbico y los cuales obligaron a que el sonido local advirtiera tres veces que el partido podría ser suspendido.
Terminado el tiempo regular, los catrachos buscaron pelea contra los mexicanos. Se sentían robados, mientras los Tricolores driblaban las provocaciones. Lo peor ya había pasado: en la prórroga ya no contaba el gol de visitante que sabía a maldición.
Ahí estuvo otra de las claves del juego, porque Luis Palma falló el gol más fácil de su vida y porque el mexicano Luis Malagón hizo una atajada milagrosa a remate de Anthony Lozano.
Solo que más allá de la euforia por la dramática clasificación, y de la polémica que nuevamente rodea a la Concacaf y su silbante salvadoreño Ivan Barton, habría que preguntarse en qué momento los mexicanos rebajaron el “sí se puede” de los Mundiales a un juego contra la Selección 78 del ranking FIFA.
Habría que cuestionar también los pecados que colocaron a México en esa situación tan comprometida, esa falta de actitud y de humildad en el juego de ida, de la que hablaron Edson Álvarez y Santiago Giménez.
Porque la presión es un enemigo silencioso: Julián Quiñones falló dos jugadas de las que siempre acaban en festejo en el América, Santiago Giménez sigue sin regalar un poco de esa versión del Feyenoord y luego jugadores como Érick Sánchez, Luis Romo y César Montes ven frustrados sus remates a centímetros de la línea de gol.
A horas del arranque del partido se ofertaron algunos boletos al dos por uno. Había que apelar al espíritu de un Azteca repleto, ese que pesó tanto en los penales en los que Luis Malagón detuvo un tiro y vio cómo el balón pasó desviado en otro, para dar rienda suelta a unos breves festejos porque los hondureños querían pelea.
El Tri se unió a Jamaica, Estados Unidos y Panamá en las Semifinales de la Nations League, mientras que Honduras intentará ante Trinidad y Tobago clasificarse a la Copa América en el Repechaje.