viernes 20 de septiembre de 2024, Ciudad Victoria, Tamaulipas

Mi hijo se queda llorando en la escuela, ¿qué puedo hacer?

La entrada por primera vez en la escuela es un momento complejo que supone un gran cambio en la vida de nuestros peques. Están acostumbrados a un entorno determinado con la familia y, de repente, se ven en un lugar desconocido, con niños y adultos que no habían visto antes, y por si fuera poco……
Por Crónica Digital MX
agosto 18, 2018

La entrada por primera vez en la escuela es un momento complejo que supone un gran cambio en la vida de nuestros peques. Están acostumbrados a un entorno determinado con la familia y, de repente, se ven en un lugar desconocido, con niños y adultos que no habían visto antes, y por si fuera poco… sus papás no están.

De aquí la importancia de este proceso de adaptación, tanto para el niño como para vosotros, los padres.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que la adaptación es un proceso que todos los niños tienen que experimentar en algún momento de su vida y, por lo tanto, los adultos debemos afrontarla con normalidad.

A lo largo de este periodo, podremos observar alteraciones de sueño, alimentación o vómitos a nivel somático, y llantos continuados, aislamiento en el aula o negación a participar con el grupo, a nivel afectivo y social. Así mismo, en casa, pueden presentarse comportamientos de rechazo hacia los padres o figuras de referencia, comportamientos agresivos, celos hacia los hermanos, miedo o sentimientos de abandono.

El primer paso para superar la adaptación de nuestros pequeños es comprender que estos comportamientos y manifestaciones son totalmente normales, y tener presente que irán desapareciendo poco a poco.

Una vez interiorizado esto, nuestra tarea como adultos y figuras de referencia es ofrecer al niño comprensión y tiempopara que, paulatinamente, supere esta fase.

Por otra parte, el proceso de adaptación también os afecta a vosotros, los padres, de manera importante. El sentimiento de culpa ante el “malestar” del peque, la tristeza o angustia por la separación, el temor a que los cuidados que reciba en la Escuela no sean los adecuados… son sentimientos que se hacen muy presentes y también son normales en estos momentos. Pero es aquí donde debemos tener especial cuidado y evitar que la manifestación de estos sentimientos afecte de manera directa en el niño.

A la hora de dejarles en clase, nuestra forma de actuar, de hablar, de cogerles y abrazarles se reflejará en ellos, de manera positiva o negativa, en función de nuestro comportamiento. Es un momento clave en el proceso de adaptación en el que debemos mostrarles tranquilidad, calma y confianza. Deben saber que todo va a ir bien.

Uno de los errores más notables que solemos cometer es llevarnos al peque de vuelta al verles llorar sin cesar a su entrada en el aula. Esta acción por nuestra parte les demuestra dos cosas: “Mis papis no están seguros de querer esta escuela para mí” y “Si lloro mis papis me llevan a casa, por lo tanto, debo hacerlo siempre que me encuentre en esta situación”.

Evitar sus momentos de frustracion y conflicto no le ayudan en este proceso, más bien lo contrario, refuerza todas esas alteraciones, manifestaciones y comportamientos de los que hablábamos al inicio, impidiéndole avanzar hacia la calma y la aceptación de este nuevocambio en su rutina diaria. Recordad que nuestros peques necesitan sentirse seguros, no sobreprotegidos.

Para reforzarles podemos emplear una serie de estrategias o herramientas que favorecerán en gran medida una buena adaptación.

Debemos evitar alargar las despedidas y decir “adiós” con seguridad y buena actitud, mostrando naturalidad. Recordemos que nuestro comportamiento en este momento influye de manera directa en ellos. No utilizar frases que muestren chantaje: “Si lloras papá se pone triste” o pena: “Pobrecita, mamá te ha dejado aquí solita toda la mañana”. Estamos haciendo algo bueno por ellos, y así debemos reflejarlo. En casa, es recomendable hablar con ellos de la escuela (profesores/as, amigos, actividades…) de manera positiva, haciéndoles partícipes de que la nueva situación que están experimentando es algo divertido: “Qué bien los vas a pasar mañana en la escuela con los amigos y tu profe X”, “Tienes un montón de amigos nuevos en la escuela, ¡qué Suerte!”.

En definitiva, el proceso de adaptación no es más que una nueva situación a la que nuestros peques deben enfrentarse. Un paso más hacia su crecimiento y autonomía, que, apoyados por la familia y la escuela, favorecerá su autoestima y seguridad.