Ciudad Victoria, TAMAULIPAS.

Tras una batería de demandas y una montaña de reclamos indignados contra la detención de Rosa María Hernández, una inmigrante mexicana menor de edad y con parálisis cerebral, la patrulla fronteriza decidió ayer finalmente su brazo a torcer con el anuncio de su liberación.

El calvario sufrido por esta menor de edad, que fue arrestada poco después de ser sometida a una intervención quirúrgica para aliviar los intensos dolores que le causaban cálculos en la vesícula, concluía así el pasado viernes entre expresiones de alivio de sus familiares y organizaciones que se mantuvieron a su lado en todo momento:

[otw_shortcode_quote css_class=”crosa”]Rosa María esta finalmente libre. Estamos muy contentos de que finalmente haya podido regresar a su hogar, donde recibirá el amor y el apoyo de su familia”, aseguró Michael Tan, el abogado que apenas el pasado martes demandó al gobierno de Donald Trump para exigir su libertad.[/otw_shortcode_quote]

[otw_shortcode_quote css_class=”crosa”]A pesar de nuestro alivio, la decisión de la patrulla fronteriza de detener a una pequeña como Risa María sigue siendo un acto muy reprobable”, añadió.[/otw_shortcode_quote]

[otw_shortcode_quote css_class=”crosa”]Ningún niño debería pasar por este trauma y nosotros nos encargaremos de que no vuelva a ocurrir otra vez”, remató.[/otw_shortcode_quote]

A su vez, el congresista demócrata por Texas, Joaquín Castro, celebró la liberación de Rosa María, pero advirtió que permanecerá vigilante de su situación ya que “su futuro sigue siendo incierto”.

Añadió que buscará que su caso sea cerrado vía administrativa e insistió que este tipo de acciones, en las que una menor de edad fue tratada como una criminal, no deberían volver a pasar en estados Unidos.

Oficiales de inmigración arrestaron la semana pasada a Rosa María, de 10 años, que sufre de parálisis cerebral, hasta un hospital en Texas y la detuvieron con el fin de deportarla, luego de una cirugía.

La Unión Estadounidense para las Libertades Civiles (ACLU) exigió, en una carta enviada a múltiples agencias gubernamentales a cargo de niños migrantes, que Rosa María Hernández fuera entregada a sus padres, que viven en la ciudad estadounidense de Laredo, fronteriza con México.

[otw_shortcode_quote css_class=”crosa”]Separar a la fuerza a Rosa María de su familia le ocasiona serios daños psicológicos y emocionales a ella y a su familia entera”, dijo la ACLU en su misiva.[/otw_shortcode_quote]

Asimismo, marcó al gobierno un ultimátum que venció la tarde del pasado martes para liberarla antes de tomar “acciones legales inmediatas”.

Tras el fin del plazo fijado por ACLU, la demanda fue presentada ante un juez de distrito de la ciudad de San Antonio.

Hernández sufre de parálisis cerebral, una enfermedad de desarrollo del cerebro que afecta el movimiento del cuerpo y el control sobre los músculos.

Su madre la llevó ilegalmente a Estados Unidos desde México cuando tenía tres meses de nacida para que recibiera mejor cuidado médico, según reportes de medios. Cruzaron de Nuevo Laredo a Laredo, ciudades adyacentes en la frontera.

El arresto de la pequeña Rosa María causó indignación y cuestionamientos a las prioridades del gobierno de Donald Trump, frente a las crecientes detenciones de migrantes indocumentados.

Trump ha prometido enfocarse en aquellos que cometan crímenes mientras están ilegalmente en Estados Unidos.

Redacción Sin Fronteras.